La historia de Nicodemo
Empezamos este recopilatorio de textos bíblicos con la historia de Nicodemo, un rico fariseo a quienes muchos judíos consideraban un maestro. Nicodemo tenía una gran barba blanca, arrugas como olas en la frente y aspecto de anciano y sabio. Aunque tenía mucha curiosidad por saber más de Jesús, el hijo de Dios del que todos hablaban, Nicodemo sabía que tenía que ir con cuidado al acercarse a él, pues los fariseos odiaban a Jesús.
Así pues, una noche, temiendo la reacción de Jesús, Nicodemo le fue a ver. Y Jesús, que nunca rechaza a nadie, le abrió las puertas de su casa.
-Jesús -le preguntó el maestro al profeta- he visto con mis propios ojos los milagros que haces y cómo la gente empieza a creer en ti. Pero yo soy un hombre viejo y me cuesta creer en estas cosas… ¿Cómo puedo alcanzar la salvación?
Entonces Jesús le respondió:
-Para entrar al Reino de Dios, tienes que nacer de nuevo.
Nicodemo quedó muy confuso ante tal respuesta. ¿Cómo podía un hombre viejo volver a nacer? ¿A caso no podría alcanzar la salvación jamás? El maestro, asustado, se fue a dormir… y una vez en su cama, se sumergió en un profundo sueño en el que era joven de nuevo y recibía, a la puerta de su casa, una bella túnica blanca como obsequio. Junto a ese regalo había solo una nota que decía: “Esto es un regalo para Nicodemo.. intenta no ensuciarlo”.
Pero con el paso del tiempo, la túnica se ensuciaba más y más, y cada vez que Nicodemo se alejaba del camino correcto y cometía una mala acción, esta más se estropeaba. Una noche le llegó a casa la invitación para acudir al palacio del Rey, y puesto que no tenía vestimenta más preciada que esa túnica, fue la que decidió llevar a la velada.
Al llegar al palacio, Nicodemo vio que una gran multitud de hombres vestidos con túnicas similares esperaban delante de la puerta, esperando poder formar parte de ese delicioso banquete del Rey. Pero de pronto apareció por la puerta un mendigo que aseguró ser el hijo del Rey, afirmación a la que todo el mundo respondió con burla y desprecio. ¿Cómo vas a ser tu de la realeza, con las pintas que llevas? El indigente se dirigió entonces a Nicodemo, quien se había esforzado por mantener su túnica impoluta en los últimos meses, y le preguntó:
-¿Tú me crees?
Y Nicodemo respondió de corazón:
-Sí.
Entonces aquel mendigo se transformó en un hombre alto y elegante… ¡Era verdaderamente el hijo del Rey! Acto seguido, agarró la túnica de Nicodemo y la convirtió de nuevo en una tela blanca y resplandeciente, mientras que al resto les invitó a abandonar el lugar. El hijo del Rey perdonó así todas las malas acciones que Nicodemo había cometido durante su vida, y lo mostró entregándole esa resplandeciente túnica… efectivamente, fue como volver a nacer.
Cuando Nicodemo despertó del sueño, lo entendió todo: nacer de nuevo no tenía nada que ver con la resurrección, sino con empezar a creer de verdad y actuar bien, no perdiendo el camino adecuado. Esta historia nos demuestra que aunque todos cometamos errores, si verdaderamente tenemos Fe, encontraremos el camino de la salvación, como fue el caso de Nicodemo.