Jesús de Nazaret
Jesús, un predicador itinerante de Nazaret, se convirtió en el centro de una secta de judíos que se reunían para escuchar sus sermones en la región de Galilea. En línea con los profetas de Israel, declaró que el reino era inminente; Dios intervendría en breve y proporcionaría justicia para todos. Seleccionó a doce discípulos (alumnos) como símbolo de las doce tribus de Israel. Según los evangelios (historias de Jesús escritas entre los años 70 y 100 d.C.), se hizo famoso por sus milagros. Sus seguidores lo declararon el mesías prometido.
Los evangelios relatan que en un viaje a Jerusalén durante la Pascua (c. 30-33 d.C.) Jesús fue juzgado por el Sanedrín (el consejo gobernante en Jerusalén) por predicar supuestamente contra las prácticas del Templo. Condenado, fue entregado al procurador romano, Poncio Pilato, quien lo crucificó por afirmar que era el Rey de los Judíos. El juicio y la crucifixión de Jesús de Nazaret acabaron formando parte de la liturgia cristiana (rituales eclesiásticos) al representarse estos hechos cada año, durante la Semana Santa.
Esta secta de judíos se diferenciaba de las demás en sus reivindicaciones mesiánicas de Jesús; a pesar de haber sido asesinado, resucitó de entre los muertos el domingo siguiente a su muerte. Según Lucas, ascendió corporalmente al cielo. Lo que diferenciaba a esta secta de judíos de las demás era su enseñanza de que los que seguían a Jesús también participarían en la resurrección de los muertos.
Los escritores de los evangelios también tuvieron que enfrentarse al problema de que cuando Jesús estaba en la tierra, el reino no se había realizado. Uno de los primeros seguidores concibió la idea conocida como parusía (“segunda aparición”), según la cual Jesús volvería a la tierra en algún momento del futuro, y entonces se cumplirían todas las predicciones de los profetas. Los cristianos modernos siguen anticipando el regreso de Cristo.
Las misiones gentiles
Según los Hechos de los Apóstoles 2, en la fiesta judía de Pentecostés, el Espíritu Santo vino sobre los discípulos y los imbuyó con el poder de llevar el mensaje de Jesús a otras ciudades como misioneros. El ritual de admisión era el bautismo, un ritual de agua que simbolizaba que uno se había arrepentido y vuelto a Dios. Este ritual fue iniciado por un contemporáneo de Jesús conocido como Juan el Bautista.