Jonás y la ballena
Una de las historias cristianas para niños más relevante sigue siendo la de Jonás y la ballena. Tanto si buscas historias bíblicas para jóvenes como para adultos, estos cuentos son magníficas opciones; sin embargo, para que puedas acercar los aprendizajes cristianos a los más pequeños, te presentamos aquí la historia de Jonás para niños adaptada:
Un buen día, Dios le pidió a Jonás el profeta que fuese a Nínive a predicar la buena palabra del Señor y a advertirles que un oscuro futuro les depararía si no cesaban su mal comportamiento. Pero Jonás sabía que Nínive era una ciudad pecaminosa y no quería ayudar a sus habitantes, de modo que en vez de hacer caso a Dios, corrió hacia un barco que zarpaba esa misma noche a otro lugar.
Pero al poco tiempo, Dios mandó una gran tormenta que lanzó el barco de un lado a otro, y los pasajeros, asustados, empezaron a tirar por la borda todo su equipaje para intentar salvarse. Jonás confesó que la tormenta era su culpa, pues Dios le castigaba por no haber seguido su palabra, y admitió al resto de pasajeros que si lo tiraban por la borda, todo volvería a la normalidad.
Y así sucedió… pero Jonás se ahogaba, no podía volver a la superficie, y fue entonces cuando un gran pez llegó y se lo tragó, evitando así que se hundiera. Durante el tiempo que pasó en la barriga de la ballena, Jonás oró y le agradeció a Dios su gesto, y después del tercer día, Dios lo dejó salir. Le pidió entonces de nuevo que fuera a Nínive… y esta vez Jonás obedeció.
No solo fue Jonás a la ciudad pecaminosa y les dio lecciones a todos sobre la importancia de no desviarse del camino correcto de Dios, sino que pronto, todos los habitantes de Nínive se dieron cuenta del mal que estaban causando a los demás, a Dios y a ellos mismos con su comportamiento. Arrepentidos y avergonzados, pidieron perdón por sus acciones y Dios les perdonó… pero Jonás, que tenía mucha rabia hacia ese pueblo, no quería que se salieran con la suya y siguieran como si nada, sin ser castigados por el Señor, así que enojado se fue hasta lo más alto de una montaña.
Fue entonces cuando Dios se acercó a él y le conto que Él era un Dios de amor, y que todo el mundo merecía su misericordia y su cariño. Las historias de la Biblia para reflexionar como esta nos recuerdan que Dios es sabio y comprensivo, y que no quiere destruir a los que hacen el mal, sino darles una nueva oportunidad para que sean mejores personas.
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