El Fuego
La llama viva del fuego es el símbolo de la fuerza y del ardor apasionado del amor de Dios que se propaga en el corazón de los hombres. Es por eso que acompaña las manifestaciones de la presencia de Dios en medio de su pueblo.
“Allí se le apareció (a Moisés) el Angel del Señor en una llama de fuego, que salía de en medio de una zarza”. Ex 3, 2
«Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse». Hch 2, 3-4
El Rocío
El rocío, que en la noche cubre los áridos valles y refresca la vegetación, es símbolo de la presencia discreta y reconfortante del Espíritu en nuestra vida. La llegada de la salvación definitiva es animada con el rocío del Espíritu que alivia nuestra espera.
¡Destilen, cielos, desde lo alto, y que las nubes derramen la justicia! ¡Qué se abra la tierra y produzca la salvación, y que tam